La confidencialidad: se erige como un pilar esencial en la relación terapéutica, creando un entorno seguro y confiable que facilita a los pacientes compartir sus experiencias y progresar hacia el logro de sus metas. En circunstancias particulares, cuando la información revelada durante las sesiones psicológicas involucra situaciones de riesgo inminente para el paciente o terceros, se rige por el código ético. En consecuencia, tales casos son evaluados minuciosamente, con el objetivo primordial de minimizar cualquier divulgación innecesaria.

La responsabilidad: la responsabilidad en el rol del psicólogo es multifacética y se extiende a través de la protección y promoción del bienestar del cliente, el respeto por la ética profesional y el mantenimiento de altos estándares de competencia y cuidado.

La integridad: En nuestro compromiso con la integridad, actuamos con honestidad desde el inicio del proceso, durante el desarrollo de las sesiones. Abordamos cualquier elemento que pueda surgir y manejamos las limitaciones de manera transparente. Nos esforzamos por evitar cualquier conflicto de interés que pueda comprometer la calidad de la atención proporcionada.

La honestidad: La honestidad constituye un pilar fundamental en nuestra práctica, donde nos distingue la exposición responsable de toda la información. Presentamos con precisión nuestras habilidades, experiencias y enfoque terapéutico, proporcionando claridad sobre el proceso psicológico y el tratamiento específico para cada paciente. Desde la primera sesión, delineamos los métodos y el modelo de trabajo, contribuyendo a la construcción de una relación terapéutica